martes, 15 de junio de 2010

UNA DE ELLAS

           Bueno, con todo este tema de la soledad, he recordado viejos tiempos en los que estábamos todos juntos y felices, tiempos en que toda mi familia vivía. No somos una familia desestructurada ni mucho menos, pero somos una familia pequeña y sabemos cada uno lo que nos falta. Todos tenemos dos familias, una por parte de padre y otra por parte de madre. La verdad, que mi familia casi nunca nos juntamos todos, las dos familias; hace muchísimos años que no lo hacemos y no sé por qué.


Os presento a mi abuelo. Mi abuelo murió cuando yo era muy pequeña. Pensareis que no me acuerdo de él, y la verdad es que no recuerdo cómo andaba o cómo vestía o lo que le gustaba hacer... pero de lo que sí me acuerdo es de cómo hablaba. Recuerdo sus palabras cuando le decía a mi hermana que no me pegase, que mi hermana no me pegaba pero él se lo decía porque me adoraba, mi abuela siempre me lo recuerda. Menos mal que recuerdo cómo nos hablaba porque lo demás lo puedo ver en fotos o preguntando a mi madre o a mi abuela. No recuerdo ni cuándo murió, sólo sé que de un día para otro, mi abuelo ya no estaba en casa de mi abuela, abría la puerta y ya no estaba él. Yo le preguntaba a mi madre, porque no era tonta y sabía que algo pasaba, pero ella conserguía despistarme contándome otra cosa. Y aún ahora mismo, tampoco sé lo que le pasó. Mi madre llegó a decirme que le picó una garrapata y se murió, y, por supuesto, me lo creí. Pero la verdad que a estas alturas no me importa no saber lo que le pasó, lo que me importa es seguir recordándole como le recuredo. Y viendo fotos como estas, todavía se me saltan las lágrimas porque era mi abuelo y siempre lo será. Son fotos preciosas que aunque no me acuerdo del momento en que nos las hicieron, reflejan el amor de mi abuelo por mí.


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